Ofrendas Imperfectas

La actitud y la manera en que ofrendamos reflejan la pureza de nuestra adoración
Edwar Largacha


Maldito el que engaña, el que, teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado. Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones.
Malaquías 1:14.{alertSuccess} 


 La degeneración religiosa era incrementada por el liderazgo permisivo y pasivo de los sacerdotes. La nación progresaba en una indiferencia total, los dirigentes se contentaban con la rutina religiosa sin el fervor y la fidelidad que Dios merecía.

La ley de Dios requería solo animales perfectos para la ofrenda de sacrificio (ver Levítico 1:3), pero los sacerdotes permitían traer animales ciegos, cojos o enfermos. Dios no era honrado con esas ofrendas, prefería no recibirlas que aceptar un homenaje inapropiado en un ritual vacío y con una actitud apática.

La actitud y la manera en que ofrendamos reflejan la pureza de nuestra adoración. Dios no necesita de nuestro dinero, él es el dueño de todo; nuestras ofrendas son oportunidades para nosotros de testificar y exaltar su grandeza. Una ofrenda sin gratitud y amor genuinos es tan ofensiva para Dios como aquellos animales defectuosos que ofrendaban los israelitas para deshacerse de ellos.

Los sacerdotes vendían los animales a precios exorbitantes, aceptaban como ofrendas animales robados o arrebatados de las fieras, se mostraban hastiados y realizaban los servicios con poca reverencia. Para ellos sería el mayor castigo y recaería la peor maldición. La ofrenda representaba la imagen del carácter de Dios que tenía quien ofrendaba.

Al entregar lo corrompido, lo inservible o lo que les sobraba, estaban describiendo un concepto imperfecto e inaceptable para un Dios temible, gran Rey, Jehová de los ejércitos.

¿Qué concepto de Dios representa tu diezmo y ofrenda? ¿Estás dando solamente lo que te sobra para la iglesia mientras gastas excesivamente en placeres? Eso es una ofrenda imperfecta e inaceptable a los ojos de un Dios santo.

Algunas congregaciones promueven rifas y otros festivales para incrementar alguna ofrenda específica, representando defectuosamente el carácter de Dios. “Tales ofrendas son imperfectas y están contaminadas y llevan en sí la maldición de Dios. Ellas son el precio de las almas. […]

No debemos proponernos apelar a la concupiscencia del apetito o recurrir a esparcimientos carnales como incentivo para que los profesos seguidores de Cristo para den de los recursos que Dios les ha encomendado a ellos. Si ellos no dan voluntariamente, por el amor de Cristo, la ofrenda no será aceptable a Dios de ninguna manera” (MB, pp. 303, 304).


Pídele a Dios que te ayude a representarlo dignamente en tu vida, adoración y ofrendas.


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Edwar Largacha
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